
En Popurrí valoramos todas las instancias compartidas como promotoras de aprendizajes. Partimos de la concepción de que los niños aprenden jugando en el patio, compartiendo la merienda, escuchando un cuento, jugando con un palito en el jardín, observando a sus amigos, cantando, en salidas didácticas... Desde nuestro rol docente buscamos ofrecerles un ambiente estimulante que favorezca situaciones significativas de aprendizaje, acordes a la edad y a los intereses de los niños. Promovemos instancias de juegos libre eligiendo el material didáctico apropiado, trabajamos en base a temáticas de interés mediante juegos, canciones, actividades de expresión plástica, lectura de cuentos y demás.
En la medida en que van creciendo, buscamos favorecer gradualmente instancias de aprendizajes más curriculares trabajando en torno a diferentes unidades temáticas como: los animales, el cuerpo, los sentidos, juguetes, colores, las estaciones, el supermercado, el medio ambiente, medios de transporte, etc. A través de vivencias, juegos, actividades dirigidas e instancias de diálogo grupal logran generar hipótesis, reflexionar e incorporar nuevos conceptos. Los niños logran comprender los conceptos y relacionarlos con los previamente adquiridos y/o hacerlos presentes en sus vivencias.
Una vez manejados dichos conceptos en las vivencias y con material concreto es que comienzan a plantearse propuestas que requieren mayor abstracción principalmente para los niños de 3 y 4 años. Así, aparecen instancias de representación de figura humana, de escritura del nombre, los primeros conteos y se plantean trabajitos de aprestamiento.
Evolución de figura humana
En las instancias de libre expresión, los niños espontáneamente comienzan a realizar representaciones de la realidad en sus dibujos y aparecen dibujos de casas, flores, Mamá, Papá, ...
La evolución en la representación de la figura humana refleja parte del desarrollo de los niños. Este ejercicio requiere, por un lado, la capacidad del niño para abstraer características de la realidad y plasmarlas en una hoja, y por otro, cierto dominio y control de la motricidad fina y de coordinación óculo-manual que permita concretar los trazos. A la vez entra en juego la afectividad de los niños al ponerse en contacto con su propio esquema corporal y el de las personas a su alrededor al intentar dibujarlas.
Es una evolución lenta en la que no debemos forzarlos ni pretender que "copien" dibujos. Lo que hacemos es ofrecerles una vez al mes, una hoja y un drypen (para que focalicen en las formas y no en los colores) y los invitamos a dibujar sólo una persona. Al finalizar el año es increíble ver la evolución en la representación de cada niño y lo más sorprendente es ver como ellos mismos logran reconocer sus dibujos entre los de todos sus amigos!
Trabajos de aprestamiento
Una vez que los niños adquieren y manejan con seguridad algunos conceptos en el juego, generamos una instancia especial en la que introducimos consignas que implican mayor abstracción y dificultad.
Para presentar estos trabajos aparece un personaje muy querido por los niños: el mago “Colorín”. El aparece para presentarnos las consignas y nos ayuda a concentrarnos… La finalidad de los trabajitos de aprestamiento es favorecer el desarrollo de ciertas habilidades cognitivas y destrezas físicas. Realizar uno de los ejercicios requiere de mucho trabajo y juego previo, en el que el niño aprende, a partir de material concreto (autitos, pintura, libros, cubos, juguetes, etc.), a atender, observar, comparar, asociar, discernir, memorizar. De esta forma va internalizando distintos conceptos que le permiten plasmar en estas hojas el resultado de sus aprendizajes.
Realizar estos ejercicios implica cierto control de la motricidad fina, dominio muscular, coordinación óculo-manual, y la capacidad del niño de atender a determinadas consignas. En este tipo de ejercicio nuestro rol es apoyarlos, encaminarlos, valorar sus esfuerzos pero nunca apurarlos. Es muy lindo ver como los niños se involucran responsablemente de sus tareas y como esperan y reciben con ansías a nuestro amigo “Colorín”.